Bitácora de vuelo con fecha 22 agosto 2011
Llego el día lunes, no quería levantarme para ir a laborar.
Después del ejercicio del día salí como todos los días en compañía de mi madre y el frio casi nos congela. La llovizna persistente mojaba nuestras ropas, y la humedad perforaba nuestros huesos.
Escuchaba los consejos persistentes de mi madre para que tenga cuidado al bajar del ómnibus, y al tomar el moto taxi. Luego me despedía como siempre de ella con un fuerte abrazo y un beso.
No me pregunten si pude dormir, me acorde de mis compromisos económicos y no pude seguir durmiendo. La desesperación matizo el día al ver la fecha y saber que nada tengo confirmado para representar al Perú.
Ya no tengo nada que vender y el llenar el documento para la visa a México me di cuenta lo que quería negarme, que mi sueldo equivale a 310 dólares, y eso con el dólar bajo.
Ayer mi mamá se puso a llorar. Las dos estamos tan solas que nuestra muerte no llamaría la atención. A veces creo que voy a terminar internada, vencida por la depresión, por la indiferencia.
Hace unos días me preguntaba que será de la profesora que le decíamos la abuela de piolín, por el tipo de falda que utilizaba.
Y el jueves que no pude venir a laborar por que mi cuerpo no podía responder ante tanto sube y baja llevando documentos.
El jueves ella falleció de cáncer y yo me entere el viernes no pude ir al entierro por que no me gusta. Pienso asistir al mío.
La profesora Elvira fue una profesora integra que no tubo miedo de decir la verdad en tiempo de la Comisión Reorganizadora en donde pocos profesores siguieron la ética para rendirse en el oportunismo y el silencio.
La Profesora Elvira encargada de la matricula en ese tiempo, redacto un informe en donde decía nuestro comportamiento y sobre todo fue la única que apoyo a Alan alumno de la especialidad que fue procesado y posteriormente expulsado por la universidad. Este hecho oscuro es una de las joyas de San Marcos igual como el injusto comportamiento con nuestra estrella paraolímpica José Gonzales que fue expulsado de la Escuela de Educación Física por tener discapacidad física.
Hasta ahora la institución no ha reconsiderado esos errores. Es mejor olvidar y decir que nada paso.
He escuchado muchas veces que San Marcos trata a sus hijos como hijastros y no valora lo que tiene. Y cada vez que paso tiempo en mi centro de labores me doy cuenta que por desgracia si es cierto.
Aunque mi corazón tiene el recuerdo estudiantil, de la lucha por la democracia tanto que nunca negare que soy sanmarquina.
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